La pretensión de motivar y acompañar a los niños y jóvenes en su crecimiento y maduración personal ha de integrar todas las dimensiones de la persona, desde lo más observable hasta su más profundo mundo interior. Necesitan, en el contexto de una sociedad como la nuestra, de una iniciación en la interioridad que preceda o acompañe una iniciación en la experiencia de oración. Dentro de la comprensión educativa de las inteligencias múltiples, la educación de la interioridad es un proyecto de innovación educativa que unifica todas las dimensiones de la persona, a partir del cultivo de la dimensión interior, integrando las inteligencias múltiples. Es importante incorporar una atención a la interioridad que fortalezca en nuestros alumnos una vida más plena y contribuya a unas relaciones sociales más sanas y justas. El cultivo de la interioridad mueve a la persona a vivir desde dentro, allí donde radican los más profundos sentimientos y motivaciones de la persona y, desde ahí, relacionarse consigo mismo, con el entorno y con los otros. “Dichosos los limpios (sinceros) de corazón porque ellos verán a Dios” (Mt 5, 8).